lunes, 9 de junio de 2008

Anécdotas de una tía (y III)

Bueno, como lo prometido es deuda, aquí les dejo la última de las ánecdotas acaecidas a mi querida tía Charo ya hace algunos años referente al Facineroso.
Estaba mi tía terminando de tomar un café en la confitería frente a nuestra casa cuando vio a un tipo muy desaliñado merodear por la zona, mal vestido y con una barba de tres días, según nos contó después. Al ver que había algunas niñas de corta edad jugando por la zona, se acercó y les advirtió de que tuvieran cuidado porque allí había un facineroso, las chicas dirigieron la mirada al extraño hombre que por allí andaba y al instante una de las niñas gritó:
- Pero si ese es mi padre...
A lo que mi tía Charo, al ver como había metido la pata hasta el fondo una vez más, se fue marchando de allí al tiempo que le decía a la pequeña:
- No hija, no, si ese no decía yo, era otro, era otro...
En fín, que estas cosas sólo le pasan a mi tía Charo, que no para de charlar con todo el mundo. Recibe un fuerte abrazo querida tía y no te metas en más líos. Besos.

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